El cine mexicano tiene una deuda con los espectadores con discapacidad
16 de junio, 2024
El comediante Alexis Arroyo en la edición 39 del FICG y llama la atención sobre los casi nulos proyectos de inclusión para personas con discapacidad en la cinematografía. En este festival también se estrena una cinta sobre un amor entre dos mujeres sordas para la que los espectadores sin discapacidad deberán cambiar su manera de asimilar el mundo.
La inclusión, la representación, la visibilidad de las distintas maneras de habitar el mundo, es todavía una deuda pendiente en el cine mexicano.
El Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) ha puesto especial atención en el asunto, particularmente con dos proyectos fílmicos que han tenido cabida en la programación, así como en paneles respectivos donde se han destacado las limitaciones tanto técnicas como de perspectiva sobre la inclusión de los distintos lenguajes, llámese Lenguaje de Señas Mexicano o meramente en audio, pensando en las personas con discapacidad, no de manera tangencial sino como parte central de una historia.
“Cuando hablamos sobre cine, nunca nos preguntamos cuál es la experiencia de la otra persona a partir de su condición en particular. Hablar de cine es hablar de imágenes y de sonido. Pensar que una parte de esa ecuación está privada para algunas personas, a mí me vuela completamente la cabeza”, comentó el periodista especializado en cine Gonzalo Lira durante una conversación con el comediante Alexis Arroyo, “Ojitos de huevo”, en el marco de la edición 39 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara.
La conversación llevó por nombre “Un cine que vivamos todes: Abriendo caminos de inclusión”, de la que también participó Lola Díaz, como representante del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine).
En ella, Alexis Arroyo relató: “yo nací ciego, pero la afición por el cine y por el humor al mismo tiempo son prácticamente desde que tengo memoria. Mi familia nunca se detuvo a pesar de que yo no podía ver una película. Ahorita existe una modalidad que se llama audiodescripción, que es la forma que tiene un ciego para ver una película, pero esto no existía cuando yo era un niño y mi familia me describía las películas o lo que estuviera pasando en ese momento, pero no siempre tenía la oportunidad de estar con alguien y mi gusto por el cine era muy grande, entonces, aprendí a imaginar y a tratar de entender todas esas partes donde no había diálogos, a tratar de descifrar las imágenes”.
Más adelante, el comediante nacido en Querétaro se sinceró: “yo me di cuenta que era ciego gracias al cine. Mi mamá es una pionera de la inclusión, ella luchaba porque yo no fuera a escuelas especiales, quería que yo fuera a una primaria con niños que veían, cosa que siempre era muy difícil. En ese afán, me metieron a un kínder, y ahí nos llevaron a un cine. Cuando me dijeron que íbamos a ir a un lugar en el que la gente se encerraba a ver películas, me imaginaba que era una especie de café donde la gente platicaba mucho sobre las películas porque así me las contaban. Pero cuando fui a un lugar que olía un chingo a palomitas y refresco, pero todo el mundo estaba callado, entré en un estado de desesperación y ansiedad porque nadie me quería contar la trama”.
A partir de lo anterior, el popular standupero señaló sobre uno de los escenarios más importantes de la edición 39 del FICG que “hay una necesidad muy grande de las personas con discapacidad por consumir el cine”, pero retomó el gran avance en inclusión que es la incorporación del audio descriptivo, es decir, con una narración, sobre todo en las plataformas, que explica verbalmente todo aquello donde no hay diálogos.